24/AGO/Taiwan

Cómo estás? Espero que bien... Yo, todavía con el corazón destrozado en la mano. Hoy hace 15 días que pasó el último tifón de la Isla; la gente dice que fue el peor de los últimos cincuenta años y una compañera de comunidad que lleva catorce años aquí dice que nunca había visto uno que hiciera tanto daño.

Acá en Kaohsiung llovió torrencialmente 2.500 mm en tres días, y en algunos lugares cayeron 2.900 mm. Dicen que fue tan terrible porque "pasó lento", razón por la cual las lluvias torrenciales y el viento arrasaron con cantidad de montañas y las piedras que arrastraba la corriente de los ríos destruyeron más de veinte puentes, ciento cincuenta rutas y muchísimas casas quedaron debajo de las piedras; las imágenes que veíamos por televisión eran terribles. Hoy es sábado y, después de dos semanas de sol y calor intenso, en algunos pueblos todavía estaban con el agua hasta el pecho.
Gracias a Dios el gobierno se movilizó rapidísimo y el ejército y miles de voluntarios llegaron de todas partes para ayudar; claro, el país está preparado para los tifones, que son comunes en esta zona y en esta época del año. Los soldados hacen el trabajo más pesado y peligroso, y los civiles ayudan a la gente a limpiar las casas.
La gente se anota por internet para ir a ayudar; algunos piden uno o dos días en el trabajo para poder ir; muchos jóvenes, como están de vacaciones aprovechan para dar una mano. En el centro comunal de cada localidad les indican a dónde tienen que dirigirse y allí mismo los proveen de botas de goma, guantes, barbijos, toalla, chalecos, elementos de limpieza y la comida del mediodía; los ómnibus urbanos de Kaohsiung están a disposición para trasladar a los voluntarios desde la ciudad.


Una de mis compañeras de comunidad estuvo yendo todos los días a una ciudad que queda a 50 minutos de casa. Llegaba a casa por las noches con barro hasta la coronilla y me contaba, con lágrimas en los ojos y un nudo en la garganta, lo que había visto. ¡Cuánta desolación! La gente del lugar les decían a cada rato: ¡Gracias, gracias por haber venido!
Al grupo de la iglesia católica les encomendaron ayudar a un señor que está recién operado y tiene una empresa de organización de fiestas el depósito donde tiene toda la vajilla y elementos de cocina quedó tapado hasta el techo. Cuando bajó el agua, todo el material quedó repleto de barro; entonces, a lavar!
Yo, como estoy yendo a la escuela todos los días, recién tuve oportunidad de ir hoy. Nunca en mi vida vi tanto barro; íbamos pasando las vajillas de una palangana a otra hasta que quedaban bastante limpias. Cajas y cajas y cajas de vasijas de todos los tamaños y formas, platos, vasos, tazas, y demás.

Ahí van algunas fotos sólo de ese pedacito en el que pudimos colaborar. Las otras imágenes quedaron grabadas en el corazón.
Te pido que reces mucho por esta gente que tanto está sufriendo la pérdida de sus seres queridos.
Mas información: en Google

No hay comentarios: