NECESIDADES DE LA GENTE

Comentario de José Antonio Pagola
31 de julio de 2011
18 Tiempo ordinario (A)
Mateo 14,13-21

Mateo introduce su relato diciendo que Jesús, al ver el gentío que lo ha seguido
por tierra desde sus pueblos hasta aquel lugar solitario, «se conmovió hasta las
entrañas». No es un detalle pintoresco del narrador. La compasión hacia esa gente donde hay muchas mujeres y niños, es lo que va a inspirar toda la actuación de Jesús.
De hecho, Jesús no se dedica a predicarles su mensaje. Nada se dice de su
enseñanza. Jesús está pendiente de sus necesidades. El evangelista solo habla de sus gestos de bondad y cercanía. Lo único que hace en aquel lugar desértico es «curar» a los enfermos y «dar de comer» a la gente.
El momento es difícil. Se encuentran en un lugar despoblado donde no hay
comida ni alojamiento. Es muy tarde y la noche está cerca. El diálogo entre los
discípulos y Jesús nos va revelar la actitud del Profeta de la compasión: sus
seguidores no han de desentenderse de los problemas materiales de la gente.
Los discípulos le hacen una sugerencia llena de realismo: «Despide a la
multitud», que se vayan a las aldeas y se compren de comer. Jesús reacciona de
manera inesperada. No quiere que se vayan en esas condiciones, sino que se queden junto a él. Esa pobre gente es la que más le necesita. Entonces les ordena lo imposible: «Dadles vosotros de comer».
De nuevo los discípulos le hacen una llamada al realismo: «No tenemos más que
cinco panes y dos peces». No es posible alimentar con tan poco el hambre de tantos.
Pero Jesús no los puede abandonar. Sus discípulos han de aprender a ser más
sensibles a los sufrimientos de la gente. Por eso, les pide que le traigan lo poco que tienen.
Al final, es Jesús quien los alimenta a todos y son sus discípulos los que dan de
comer a la gente. En manos de Jesús lo poco se convierte en mucho. Aquella
aportación tan pequeña e insuficiente adquiere con Jesús una fecundidad
sorprendente.
No hemos de olvidar los cristianos que la compasión de Jesús ha de estar
siempre en el centro de su Iglesia como principio inspirador de todo lo que hacemos.
Nos alejamos de Jesús siempre que reducimos la fe a un falso espiritualismo que nos lleva a desentendernos de los problemas materiales de las personas.
En nuestras comunidades cristianas son hoy más necesarios los gestos de
solidaridad que las palabras hermosas. Hemos de descubrir también nosotros que con poco se puede hacer mucho. Jesús puede multiplicar nuestros pequeños gestos solidarios y darles una eficacia grande. Lo importante es no desentendernos de nadie que necesite acogida y ayuda.

Red evangelizadora BUENAS NOTICIAS
Con poco se puede mucho. Pásalo.

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