Palabras del presidente de la CPAL,
Conferencia de Provinciales jesuitas de América Latina
En Quito, capital de Ecuador situada a pocos kilómetros de la Mitad del Mundo, lugar de encuentro entre ambos hemisferios, se realizaron dos eventos sobre Migración en la primera quincena del mes que acaba de concluir: el IV Foro Social Mundial de Migraciones y, engarzado a éste, del 4 al 6 de octubre, el PreForo sobre Migraciones de la Red de obras y apostolados de la Compañía de Jesús que atienden este fenómeno.A este último evento asistieron 94 personas procedentes de 29 países de los 5 continentes: Argentina, Bélgica, Bolivia, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Corea, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Eslovenia, España, Estados Unidos, Francia, Guatemala, Haití, India, Indonesia, Italia, Kenia, México, Nicaragua, Panamá, Perú, República Dominicana, Sud África, Taiwán, Venezuela. Un éxito de convocatoria fruto del trabajo esforzado y diligente de una comisión organizadora compuesta por el Servicio Jesuita de Refugiados y Migrantes de la
Provincia de Ecuador, el Servicio Jesuita de Migrantes de América Latina y el Caribe, el Secretariado de Justicia Social y Ecología y el Sector de Apostolado Social de la CPAL. Además, la presencia de todas estas personas –muchas de ellas participantes también en el Foro Mundial- no se puede entender sin el apoyo que brindaron las Conferencias de Provinciales a esta iniciativa.
El Pre-Foro tenía como objetivos: iluminar nuestro trabajo con algunos análisis sobre la realidad de las migraciones desde diversas perspectivas; elaborar un mapeo de lugares donde se tiene trabajo de incidencia, investigación y/o pastoral en el campo de las migraciones, precisando los principales temas de incidencia o investigación así como el tipo de organización existente a nivel de cada Provincia y Conferencia y, finalmente, a partir del mapeo, desarrollar una propuesta organizativa y operativa de cómo atender como Compañía Universal los retos
que plantea la migración. Se trataba, por tanto, de buscar prioridades de actuación y procesos y formas de articulación de nuestros apostolados a nivel global.
Estos objetivos fueron ampliamente conseguidos en un clima, además, de unión de ánimos y mucho consenso en las propuestas. En relación a los ámbitos de acción se vio necesario priorizar aquéllos que requieren mayor articulación. Serían los siguientes: el acompañamiento social y pastoral desde nuestra espiritualidad encarnada, como expresión de un crecimiento recíproco que promueva el empoderamiento de los mismos migrantes; la investigación; la incidencia (advocacy) y la sensibilización y comunicación.
Se señaló además que, en el amplio mundo de la migración, deben priorizarse aquellas poblaciones más vulnerables y excluidas (migrantes irregulares y desplazados internos por factores políticos, económicos y naturales). Se debe considerar además la migración como proceso que ha de abordarse en el punto de origen, en el de tránsito y en el destino.
En relación a los énfasis o acentos que habría que colocar en nuestra acción apostólica, se indicaron los siguientes: atender las causas estructurales de la migración; fortalecer nuestros equipos de trabajo; contribuir a crear y empoderar organizaciones de refugiados y migrantes; llevar a cabo nuestro trabajo junto con otros (red apostólica ignaciana, diversas iglesias, ONGs, etc.). El tema de la migración –se insistió- reclama una respuesta de toda la Compañía de Jesús como Cuerpo Apostólico y no sólo de instituciones especializadas o sectores particulares.
Una de las decisiones más importantes ha sido la propuesta de crear la Red Ignaciana de Incidencia sobre Migración, dependiente de la CPAL, asumiendo como ámbitos de acción la experiencia del acompañamiento, la investigación, la sensibilización y la incidencia. Se ha establecido para ello un core group compuesto por un referente de cada Conferencia (África, América Latina, Asia Meridional, Asia Pacífico, Europa y USA) a ser nombrado por el Presidente
respectivo. El Pre-Foro alentó la articulación de este core group con las distintas redes o instituciones de la Compañía y de las asociaciones laicales ignacianas.
De hecho, una de ellas -la CVX- estuvo presente con varios miembros tanto en el Pre- Foro como en el Foro. En un Mensaje a sus colegas “cevequianos”, se expresan de este modo:
“nuestra moción es a compartirles que la convivencia espontánea y las reuniones que pudimos tener durante el Pre-Foro, nos hicieron experimentar una vez más el agradecimiento por la común vocación que nos hermana de inmediato –aún sin conocernos previamente-, por la bendición de haber vivido la riqueza de la comunidad mundial y por la posibilidad de haber compartido –como compañeras y compañeros de Jesús- con nuestros hermanos jesuitas y algunos de sus colaboradores nuestros sueños, posibilidades y carencias en nuestro afán por el
Reino, en particular y muy especialmente sobre este tema que tanto nos ocupa y nos preocupa por ser de evidente y prioritaria necesidad en el presente, y por el que, como CVX, hemos apostado a nivel mundial reconociéndole como urgente prioridad apostólica”.
El mandato inicial del core group será: establecer un adecuado mecanismo y frecuencia de comunicación a su interior y con otras instancias; concretar las redes e instituciones que formarán parte de la Red Ignaciana de Incidencia sobre Migraciones; ponerla a funcionar desarrollando como tema inicial de incidencia el tratamiento de las políticas de regulación de flujos (control de fronteras, deportaciones, detenciones) y , por último, completar el proyecto de financiamiento presentado por el Secretariado de Justicia Social y Ecología sobre esta Red y, una vez aprobado, administrarlo y velar por su ejecución.
Se ha dado, por tanto, un paso de gigante en este tema que es una de las “preferencias apostólicas” de la Compañía universal y sobre el que se refirió la CG 35 como “un hecho más complejo y numeroso”. De este fenómeno habla recientemente Amin Maalouf, un ensayista libanés residente en Francia, en estos términos: "Lo escribo sin rodeos y sopesando las palabras: ahí es en primer lugar, en la relación con los inmigrantes, donde habrá que pelear la gran batalla de nuestra época, ahí es donde la ganaremos o la perderemos. U Occidente
consigue reconquistarlos, recobrar su confianza, integrarlos en los valores que defiende y hacer de ellos intermediarios elocuentes de sus relaciones con el resto del mundo o se convertirán en el mayor de sus problemas...; [en ese desafío] hoy hay que contar con un adversario de altura: esas identidades dañadas durante tanto tiempo y que se han vuelto dañinas".
Para concluir: "lo que estamos viendo ahora es el crepúsculo de las civilizaciones
separadas, no su advenimiento ni su apoteosis... [se trata de] ir construyendo una civilización común, basada en los dos principios intangibles e inseparables, que son la universalidad de los valores esenciales y la diversidad de las expresiones culturales" (El desajuste del mundo, Cuando nuestras civilizaciones se agotan).
De este modo, pues, va tomando cuerpo la primera prioridad de la CPAL que nombra expresamente a los migrantes como foco preferencial de atención en estos términos: “Cercanía y compromiso con quienes viven en las fronteras de la exclusión. Atender preferencialmente a migrantes, indígenas, víctimas de la violencia y otras poblaciones vulnerables, mediante la presencia cercana, la reflexión y la incidencia” (Plan Apostólico Común de la CPAL).
De la exclusión a un mundo inclusivo. Con este compromiso concluye el comunicado de prensa de los asistentes al Pre-Foro: “Como jesuitas y colaboradores trabajando con y para personas migrantes, refugiadas y desplazadas, creemos en un mundo más inclusivo en el que todos los hijos e hijas de Dios podrán vivir en justicia y fraternidad”. Un creer con doble significación: el de la fe y el del llamado a crear ese nuevo mundo de modo colectivo.
Ernesto Cavassa, S.J
Río de Janeiro, 29-OCT-2010
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